segunda-feira, 3 de setembro de 2007

El dolor de tu ausencia





Hay personas cuya ausencia duele, cuya falta desespera.
Personas a las que si dejas de escuchar para siempre sientes que un vacío interior te invade.
Personas a las que tienes que ver sonreir para recordar que tú también eres capaz de hacerlo.
Personas a las que tienes que tener cerca de tí para sentir la energía positiva de esta vida.
Personas capaces de apartar sus complejos y sus dudas para mostrarte su imagen más cercana.
Personas que te enseñan a vivir, a viajar, a dar entrada en tu mundo a todo tipo de personas
Personas que contagian alegria, optimismo y felicidad.
Personas capaces de crear diversión donde sólo hay paredes y ventanas desnudas
Personas capaces de tener amigos en las favelas de Rio de Janeiro y en los salones enmoquetados de las grandes multinacionales.
Personas capaces de enamorar por su atractivo personal, por su visión del mundo, por su romanticismo, por su inagotable capacidad de sorprender.
Personas que viven el momento con intensidad, tomando de la mano todas las oportunidades que pasan por su puerta

A Joao, una de esas personas, tuvimos la oportunidad de tenerle como amigo, y ese tesoro vivirá bien guardado en nuestros corazones para el resto de nuestras vidas.

Podemos considerarnos afortunados por ello. No intentemos emularle, sería un ejercicio estéril.

Pasará el tiempo e, irremediablemente, el dolor se convertirá en pena, la pena en anhelo, el anhelo en recuerdo, y el recuerdo en sonrisa...y entonces habremos recuperado de nuevo a Joao.

Que ese proceso nos lleve a cada uno el tiempo que sea preciso, sin forzar los sentimientos, saboreemos cada una de esas etapas porque en la última estará él, esperándonos. Y lo encontraremos a través de no importa qué liturgia, todas ellas serán igualmente buenas.

Donde estés, querido amigo, y aún si no estás ya en ningún lugar, atrapa este abrazo lleno de dolor...y espera por mi sonrisa